sábado, 12 de marzo de 2011

Shanghaiko margolaria. La pintora de Shanghái.

Aurtengo gabonetan Olentzero ondo portatu zan nirekin eta liburu bi oparitu euztezan: El invierno del dibujante eta gomendatu nahi dotzueten beste hau. Marrazki zaleok gustuko izango dozuena ziur nagoelako. Azpian ikusten dogu liburuaren azala eta azpirago erderaz idazten doten zatian ipiñiko dittut pare bat pasarte.
Olentzero se porto bien estas navidades y sabiendo mi afición a la lectura y al dibujo me dejo un par de libros: El comic El invierno del dibujante que trata de los tiras y aflojas que tuvieron 5 dibujantes de tebeo con la editorial Bruguera alla por el año 1957, y esta otra novela histórica que seguro que hara las delicias de todos los amantes del dibujo y pintura. No voy aquí a desvelar nada por si la pensais leer algún dia pero pongo un par de pasajes que he elegido:
<Dibujitos, así los considera ella. Sus pequeños garabatos sin valor: minúsculas frutas, flores, caras de monos, y algún dragón ocasional rematado con cabeza de Quian Ma. Son figuras que brotan y se despliegan casi por impulso propio en los márgenes del cuaderno de Yuliang. Para ella, las imágenes son imperdonablemente imperfectas, igual que aquel esbozo desconsolado de Jinling. Más de una vez, consternada al ver cómo su lápiz ha destrozado una ciruela, ha jurado dejarlo. Pero los dibujitos siguen saliendo, en un proceso tan adictivo como desconcertante. Es la misma necesidad que en una ocasión impulsó a Yuliang a quedarse levantada hasta la madrugada para meter pacientemente peonías y lozanos melocotones en un trozo de tela con su aguja. Pero ha descubierto que en la tinta y la mina del lápiz hay algo liberador. Sin las restricciones del hilo, puede dar vida a los caprichos de sus pensamientos: árboles que susurran, flores que se marchitan. Cuando las imágenes son torpes, la solución es reconfortantemente sencilla: Yuliang arranca la hoja, hace una bola estrujándola, y empieza otra vez. Y otra…>
<No obstante, lo que Yuliang está buscando no es esta nota un tanto audaz, ni siquiera el libro propiamente dicho. Es lo que hay metido entre las páginas: una carta, con el matasellos de París pero escrita en chino. Yuliang la coge, contemplando agradecida los elegantes caracteres. Aparte de la descripción que Liu Haisu le hizo de él como un charlatán extremado en el vestir, ella no sabe mucho de Xu Beihong. Pero si se cumple el viejo proverbio de que la pintura y la escritura provienen del mismo pincel, su obra debe de ser realmente admirable.>

2 comentarios :

  1. Hola! tienes un blog muy chulo. Qué casualidad, los dos hemos elegido el mismo fondo, je je. El libro que comentas parece de lo más interesante, ya lo buscaré porque además de pintar otra de mis pasiones es leer. Un saludo, y los dicho, enhorabuena por tu blog. Volveré a menudo.

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  2. Gracias Eduardo, Tambien yo me pasare por el tuyo. Un Abrazo.

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